Cómo cumplir las exigencias del RDL 4/2012, de financiación para el pago a los proveedores de las entidades locales, en materia de plan de ajuste

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Por Albert Calderó

El Art. 7 del RDL 4 de 2012 establece que el interventor elevará al Pleno de la institución local un plan de ajuste para su aprobación antes del 31 de marzo de 2012. Esto ha sido  modificado por la Disposición Adicional Tercera del RDL 7 de 2012 publicado el 10 de marzo, que establece que quien debe elaborar el plan son “las corporaciones locales”, el interventor lo informa y lo aprueba el Pleno. El Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas publica hoy, 16 de marzo, en el Boletín Oficial del Estado, una Orden que prescribe un modelo de plan de ajuste que hay que rellenar para cumplir este requisito.


Por tanto los Ayuntamientos acogidos a este sistema extraordinario de financiación disponen de 15 días exactos para elaborar el plan y aprobarlo en Pleno.


Por tanto el gobierno local y las fuerzas de la oposición tienen ante sí la ingente tarea técnica y política de formular un plan de ajuste económico-financiero que deberá estar en vigor durante diez años (tal vez la decisión política más relevante del mandato, que afecta seriamente a los dos mandatos siguientes); y se ordena elaborarlo en unos pocos días, y se obliga al Pleno municipal a estudiarlo, debatirlo y aprobarlo en otros pocos días, todo antes del 31 de este mes. Se podría criticar severamente la premura de plazos, la extraña definición de responsabilidades para su elaboración y la pertinencia de la compleja y pormenorizada estructura del modelo de plan de ajuste que hay que cumplimentar.


Pero centrémonos en el problema práctico para más de 4.500 instituciones locales. El problema práctico es que hay que cumplir estas exigencias para estar dentro del sistema de financiación extraordinaria.


Digámoslo cuanto antes: Sencillamente no es posible cumplir los plazos con un plan que merezca tal denominación.


¿Qué se puede hacer? Ser pragmáticos. Hay que elaborar y aprobar el plan en el Pleno antes del 31 de este mes. No es concebible hacer un verdadero plan. Hágase lo que se pide en realidad: un compromiso para un plan.


Lo posible es rellenar la documentación que prescribe el Ministerio con cifras… verosímiles. Y, sobre todo y al mismo tiempo, construir un sólido compromiso en el gobierno local y una sólida mayoría política en el Pleno (no olvidemos que se trata de un plan que afectará a tres mandatos sucesivos) dispuesta a aprobar dicho documento como tal Plan, pero inmediatamente después ponerse a trabajar el Gobierno con su personal directivo y técnico, y luego el Pleno, en un proceso más tranquilo de elaboración y puesta en práctica de un verdadero plan a lo largo de los meses venideros, que mediante las oportunas revisiones y actualizaciones se convertirá paulatinamente en el Plan oficial, sustituyendo al Plan improvisado.


El verdadero plan requerirá muchas decisiones de la Alcaldía (o Presidencia), del Gobierno y del Pleno, muchas negociaciones, muchos trabajos técnicos. No puede hacerse en 15 días pero no debe hacerse en más de tres, cuatro, seis meses a lo sumo. Un Plan debe hacerse rápida e intensivamente.


Y lo importante y difícil del Plan no es cuadrar las cifras en el modelo del Ministerio. Cuadrar cifras en un papel es fácil, lo difícil es cumplir con ellas. Y para esto se necesita una profunda convicción política, una sólida estrategia técnica y grandes capacidades organizativas y negociadoras.


Y seamos consecuentes: A la mayoría de las instituciones locales acogidas al Plan no les va a bastar con pequeños recortes de gastos superfluos. Habrá que revisar a fondo el equilibrio entre ingresos y gastos en todos los grandes conceptos, y tomar decisiones dolorosas. En este sentido el modelo de plan de ajuste elaborado por el Ministerio ofrece una pauta inevitable. El verdadero Plan deberá poder cumplir con sus prescripciones y deberá ser realista. Pero esto implica que habrá que hacer otras muchas cosas para que el Plan se cumpla. Esto es lo que hay que planificar.


Y habrá que gestionar el verdadero plan con flexibilidad, porque un plan no es una profecía que se cumple mágicamente. Se necesitarán herramientas de planificación avanzadas, en la lógica de la planificación estratégica, y no en la lógica obsoleta de la planificación a medio y largo plazo.


Pero habrá tiempo para esto. Ahora hay que juramentar al gobierno y a una mayoría cuanto más amplia mejor del Pleno en un férreo compromiso con la recuperación del equilibrio económico-financiero, y hay que correr a rellenar con cifras el modelo de plan de ajuste publicado hoy por el Ministerio, de modo que parezca un plan. 

 


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