Por Albert Calderó
Pero este año muchos Ayuntamientos no van a ofrecerlos. Estoy escribiendo este artículo el 30 de junio, y, hoy mismo, varios periódicos importantes de Estados Unidos (The Chicago Tribune, The Boston Globe , NY Times y otros) informan que diversas ciudades van a dejar de programar fuegos artificiales para destinar el dinero ahorrado a salvar puestos de trabajo municipales, y también a financiar diversas actividades de promoción económica y de ayuda social.
Otras ciudades van a mantener los fuegos artificiales sin coste para la ciudad porque han conseguido gestionar el patrocinio de firmas comerciales.
Todo ello no está evitando que muchas ciudades y condados estadounidenses deban realizar severos planes de austeridad, que incluyen incrementos de impuestos, cierre o reducción de servicios, y a veces despidos, a pesar de que se considera una medida extrema; o días de libranza sin sueldo para toda la plantilla o parte de ella.
Nuestros Ayuntamientos deberían tomar nota de las medidas que practican otros países en crisis para reducir el gasto público y sanear sus cuentas. Ahora que llegan las fiestas de verano, los fuegos artificiales, los conciertos gratuitos y otras muchas actividades de similar necesidad y urgencia, es un buen momento para ser valientes, y tomar decisiones difíciles, pero que no tienen porqué ser impopulares con una buena labor de comunicación institucional.