No expresar emociones no significa no poder comunicarlas, o la supuesta frialdad de los Misteriosos

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Estos días he tenido la oportunidad de conocer a Pino de Vittorio, actor y cantante especializado en la música barroca y la tradición musical de Puglia; es un intérprete que ha profundizado en el repertorio del renacimiento y barroco napolitano, y que en los escenarios transmite no sólo a partir de su interpretación vocal sinó también de la corporalidad, de las expresiones, de los movimientos... Alguien que domina la quinta dimensión de nuestro método, la exteriorización emotival, un Actoral dentro y fuera del escenario, que sabe transmitir las emociones que quiere transmitir a partir de sus gestos, su cara... Independientemente de lo que esté sintiendo en ese momento.

Charlando, me gustó su visión sobre Marlene Dietrich, de quien Pino es fan declarado ya quien pudo ver en directo incluso en su última actuación; me explicaba que, a su juicio, la distancia que la gran cantante interponía entre ella y el público, la forma en que se comportaba en el escenario, el rictus serio, la frialdad que transmitía... Eran una técnica trabajada y querida por conseguir el interés de los espectadores, una manera de conseguir acercarlos haciendo algo tan contraintuitivo como alejarse de ellos.

Así, en términos de nuestro método, según Pino de Vittorio, Marlene Dietrich era una M trabajada, una Misteriosa que, de forma consciente y querida, intentaba expresar el mínimo de emociones posibles.

Esta frialdad la hacía destacar, añadiéndose a su calidad vocal para construir un personaje alejado, casi inaccesible... Que, con su gestualidad mínima conseguía el interés -y la adoración- de Pino y tantos otros.

Como explicamos en nuestro libro, las personas Misteriosas no manifiestan casi ninguna emoción, ya sea por su manera de ser, por cómo han sido educadas o por un autocontrol consciente -como Pino nos dice que hacía Marlene Dietrich. Pero que su cara no nos muestre qué sienten no quiere decir que no sientan, al contrario...

Y, a menudo, la falta de expresividad de las personas M puede serles una herramienta útil si aprenden a emocionar con lo que dicen -o lo que cantan- y no intentan forzar una gestualidad que se nota impostada.

Para entendernos, los chistes de Eugenio, el mítico humorista, no harían tanta gracia si él riera, y gran parte del éxito del personaje es su M que hace destacar lo que dice, y que no sería lo mismo si simulara risas forzadas para conseguir el interés de los oyentes. Las personas Misteriosas deben trabajar bien lo que dicen si quieren emocionar a sus oyentes, en lugar de forzarse a transmitir emociones desde su gestualidad: emocionar desde el contenido de su discurso, no desde su emoción personal.



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