¡No seas Sauron! -o porque es necesario entender las motivaciones de los demás

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Sauron, el gran malvado que quiere reinar sobre toda la Tierra Media, es un enemigo temible; su derrota en El Señor de los Anillos también nos puede explicar un problema que es bastante habitual en nuestro día a día, donde hay muchos más Saurons de lo que podría parecernos.

Señor Oscuro de Mórdor, creador del Anillo Único, líder militar de ejércitos de humanos y monstruos... Tolkien explica en sus cartas que creó Sauron como lo más cercano al mal absoluto, alguien que había empezado con buenas intenciones pero que había sido corrompido por el poder, y que "fue más allá que los tiranos humanos en su orgullo y deseo de dominación".

Si analizamos al personaje más allá de ese mal casi absoluto que representa, vemos que su motivación única e imparable es el deseo de dominarlo todo, de someter a todos los pueblos de la Tierra Media, ya sean humanos, elfos, enanos, ents, hobbits.. Bajo su dominio total. Siguiendo nuestro método, es un L, alguien motivado por el Liderazgo -en su caso, de forma extrema y enfermiza.

A las personas L les gusta el poder, dirigir, mandar, ponerse a la cabeza; y esto, de por sí, no es ni bueno ni malo, es simplemente una de las posibles motivaciones en el trabajo -y en la vida. Pero lo que hará que sea derrotado, el error de Sauron, que es común a muchas personas, sean o no motivadas por el Liderazgo, es creer y actuar pensando que todos sus enemigos tienen la misma motivación, buscan el Liderazgo, quieren el control , el dominio, hacen lo que hacen para tener el máximo poder.

En las historias de Tolkien vemos que Sauron, una y otra vez, interpreta las motivaciones de los demás a través de las suyas; como explican en In Deep Geek, "eso no fue sólo un descuido para Sauron, fue un fracaso absoluto para entender las motivaciones y el carácter. No sólo no conocía realmente a Gándalf, es que no entendía a quien se preocupara por algo más que él mismo, a quien que amaba, a quien se preocupaba por los demás y los priorizaba... Simplemente no les podía entender, y eso lo llevaría a la derrota".

Sauron, mediante los anillos, corrompe hombres y enanos con la promesa de poder, de Liderazgo. Su Anillo Único aumenta el poder de su portador de forma exponencial, corrompiéndolo a la vez con su mal.

De hecho -y como explicamos en nuestro libro- Sarumán el Blanco, el mago más poderoso, el primero del orden de los Istari, enviados a la Tierra Media justamente para combatir el ascenso de Sauron, comparte la motivación de Sauron, la necesidad de Liderazgo. Sauron lo entiende, lo tenta y logra corromperle, 'sumándolo' a su causa sabiendo que, como él, Sarumán también quiere el Anillo Único para conseguir derrotarlo y ser el Señor de toda la Tierra Media , entendiendo la fragilidad de esta alianza pero aprovechándola de manera inteligente contra sus enemigos comunes, los reinos humanos de Róhan y Góndor. Sarumán lo sabe manipular, lo sabe poner a su lado, sabe que la motivación del otro no es ayudarle sino conseguir más poder y, si es necesario, traicionarlo, pero lo aprovecha con astucia para su propio beneficio.

Gándalf el mago, en cambio, no se mueve por la necesidad de Liderazgo, sino de Empatía. Como E, no quiere liderar la Hermandad del Anillo, papel que corresponderá a Àragorn, el futuro dei de Góndor; Gándalf quiere acabar con el gran daño que representa Sauron, pero lo quiere por el bien de toda la Tierra Media y no sólo por su propio interés; quiere que todos los pueblos libres lo sigan siendo, felices y no bajo la tiranía de Sauron -o Saruman.


Por eso Gándalf rechaza tocar el Anillo Único ante el ofrecimiento de Frodo: por miedo, no sólo de su corrupción, sino del gran poder que podría tener gracias a él, que le haría tan o más poderoso que Sauron pero, a la vez, podría tentarle a querer ser el caudillo de todos los pueblos, un líder bondadoso pero con un poder tan absoluto que, en la lógica tolkiana, le corrompiría y le haría acabar siendo una versión diferente del propio Sauron -un poco lo mismo que lo que dice la reina elfa Galádriel cuando Frodo le ofrece el Anillo y también es tentada: "Y ahora, por fin, lo tengo aquí. ¡Me lo ofrece libremente! En el lugar del Señor Oscuro instalará una Regina." ¡Y yo no seré oscura, sino hermosa y terrible como la Mañana y la Noche! ¡Formosa como el mar y el Sol y la Nieve en la Montaña! ¡Todos me amarían y se desesperarían! [...] "He pasado la prueba. Me empequeñeceré, e iré hacia el este, y seguiré siendo Galàdriel".

Sauron no entiende estas reacciones contrarias a tanto poder, no ve más allá de su propia motivación; plantea toda su estrategia bajo el supuesto de que sus enemigos buscan el Anillo para conseguirlo, para tener su poder y, con éste, no sólo acabar con él sino dominar toda la Tierra Media. Comprende a Sáruman, y sabe que su ayuda para encontrar el Anillo es relativa, porque sabe que si lo consigue lo querrá para él y tendrá que luchar y derrotarlo para dominar el mundo entero. Y piensa que Gándalf, como cualquier otro de sus enemigos, lo busca por el mismo motivo, porque no puede entender otra cosa.

¿Como puede que dos pequeños hobbits, Frodo y Sam, con la ayuda de Golum, consigan llevar el Anillo hasta el lugar donde fue creado para destruirlo, en medio de un Mórdor controlado por Sauron y sus orcos y Nazgûls? Pues, en buena parte, porque Sauron no entiende su motivación, no es capaz de entender otras motivaciones que no sean la búsqueda del poder. No cree que nadie sea capaz de destruir el Anillo Único, porque cree que todo el mundo quiere tenerlo para, con su ayuda, derrotarlo y hacerse con el poder -su motivación, que para él es la única motivación existente. No hace falta defender nada, no hace falta enviar tropas, no hay que sufrir... Porque nadie sería tan tonto de querer destruir el Anillo Único, el artefacto más poderoso de toda la Tierra Media, en lugar de tomarlo y utilizarlo contra él.

Así, en términos de nuestras "letrillas", Sauron es un L incapaz de entender que en el mundo hay personas que no se mueven por la voluntad del Liderazgo sino por otras motivaciones, como son los Resultados o la Empatía. Y no entender esto le cuesta muy caro, porque no sólo no logra su objetivo, sino que es destruido.

Y lo que es sorprendente es que esto no es de extrañar; de hecho, si pensáis, seguro que pronto encontraréis Saurons en vuestro entorno profesional o personal; personas que creen que todo el mundo actúa siguiendo la misma motivación que ellos o ellas tienen, ya sean movidos por el Liderazgo o por los Resultados o por la Empatía. Personas que no entienden las reacciones de otras personas con motivaciones diferentes, o las intentan entender desde sus propias motivaciones pensando que, en el fondo, a escondidas, a la hora de la verdad... Todo el mundo se mueve por lo mismo que ellos o ellas se mueven.

En cambio, aunque los Saurons de nuestro entorno no lo entiendan, las personas somos complejas y nuestras motivaciones pueden ser muy diferentes -e igualmente válidas: entender las motivaciones de nuestro equipo evita muchos malentendidos, y crea muchas oportunidades.



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