Por Albert Calderó
El título ya es indicativo del contenido: ?Decisiones difíciles y opciones limitadas: Cómo Filadelfia y otras ciudades están equilibrando los presupuestos en tiempo de recesión?. Realiza un estudio comparativo de trece grandes ciudades estadounidenses: Atlanta, Baltimore, Boston, Chicago, Columbus, Detroit, Kansas City, Los Angeles, Nueva York, Fénix, Filadelfia, Pittsburgh y Seattle.
Todas ellas afrontan riesgo de severos déficits en los años venideros, dado que prevén una reducción neta de ingresos que oscila entre el 10 y el 20 por ciento de sus ingresos ordinarios anuales, debido a la reducción en la recaudación de impuestos por la ralentización de la actividad económica.
El reequilibrio presupuestario sólo es posible con dos tipos de medidas: reducción de gastos y aumento de ingresos. Veamos las estrategias de estas ciudades en los dos campos.
En materia de gastos la clave está en los gastos de personal, que constituyen entre el 70 y el 80 por ciento del total de gastos ordinarios. Sólo son posibles dos tipos de ahorro: reducir personal o reducir los costes por trabajador. El objetivo generalizado es evitar despidos, en consecuencia las estrategias se centran en congelar los procesos selectivos, eliminar vacantes, no cubrir las bajas por jubilación o fallecimiento y en incentivar jubilaciones anticipadas. Pero a pesar de ello muchas ciudades no podrán evitar los despidos.
En muchos casos la estrategia incluye buscar la negociación con los sindicatos, proponiéndoles evitar los despidos a cambio de ciertos sacrificios de la plantilla, como congelación de salarios, días de permiso sin sueldo y otras medidas similares. Por ejemplo, en Chicago el Alcalde ha planteado a los sindicatos que si no aceptan 14 días de permiso sin sueldo para todos los empleados municipales tendrá que despedir a 1100 de ellos.
Las medidas de reducción de personal o del nivel de servicio se están aplicando con prioridad a espacios recreativos, piscinas, bibliotecas y a la recogida de basura.
Por el lado de los ingresos muchas ciudades están estudiando incrementos de impuestos o tasas, si bien la mayoría evitan hacerlo en los impuestos locales básicos: estudian incrementos muy focalizados a sectores concretos con capacidad económica: tarifas de parkings, de espacios recreativos, o inuevos impuestos a restaurantes.
Otra rúbrica de aumento de ingresos que se estudia es vender o alquilar espacios públicos o privatizar su gestión, aplicando peajes o tarifas por uso.
En resumen, todas las ciudades están haciendo grandes esfuerzos para encontrar la solución menos dolorosa y que menos hipoteque la calidad de los servicios presente y futura; pero todas son conscientes de que este es un problema que no pueden eludir.